La vaca errante
La ninfa Ío se
bañaba en una fuente mientras Júpiter la miraba. Ella se dio cuenta, y del
miedo huyó. Cuando pensó que estaba a salvo, Júpiter se transformó en niebla y
la envolvió, haciéndola conocer el amor, sin ella poder resistirse.
Juno, la mujer de
Júpiter se dio cuenta de que la niebla era su marido siéndole infiel. Decidió
bajar a la tierra, pero Júpiter estaba tumbado en el campo con una vaca al
lado. Ella le preguntó de quien era, pero él dijo que no lo sabía. Juno no se
fiaba, y se la quedó.
Argos, un gigante
de cien ojos por todo el cuerpo, vigilaría a la vaca, para ayudar a Juno. Un
día, el padre de Ío, Ínaco, se encontró con la vaca, y esta al verle dibujó
algo en la tierra. En ese momento supo que era su hija y la abrazó. Argos pensó
que la quería robar, así que se la llevó. Júpiter vio esa triste escena y pidió
ayuda a su hijo Mercurio para liberarla, y según este había que matar a Argos,
solo entonces Ío sería libre.
Mercurio tocaba
un extraño instrumento que hizo que Argos cerrara todos sus ojos y cayera en un
profundo sueño, y entonces Mercurio aprovecho para matarle.
Juno se enteró y
colocó los cien ojos de Argos en el plumaje de del pavo real para perpetuar su
cuerdo. Y ordenó perseguir a la vaca, pero Ío no se rendía, recorrió el mundo
entero hasta acabar en el Nilo. Estaba exhausta, y Júpiter rogó a Juno que la
dejara en paz. Ella aceptó con la condición de que no la volviera a ver.
Al transformarse
en mujer se dio cuenta de que estaba embarazada, y dio a luz en Egipcio a su
hijo Épafo. Quien fue considerado y adorado como un dios.
muy bonito muy bonito
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